jueves, 7 de febrero de 2008

Perón vasta, mi amor.

Vos con tu libreta roja y nueva y
una vida por vivir. Yo haciéndome
el poeta que no te desea y mordiéndome
los labios para no sufrir. Vos con una melancólico a distancia que te escribe y
un perro al lado que te custodia. Yo
con una vida propia que a veces no vive y una
autoestima que me quiere menos de lo que me odia.
Vos con un flequillo envidiado por los stones y
un celeste interior que causa estragos. Yo con
un abogado harto de litigios y unos cuantos
versos vulgares de destino envano.
Vos con un techo que te protege, una
publicidad que quiere que le cuentes y
un ida y vuelta que vigila tu morada. Yo
con un traidor que me llama hereje, un
boomerang que nunca vuelve y
una nariz ansiosa por la próxima trompada.
Vos con todo por ganar, nada por peder y unas
medias que son más que la recamara de tus zapatos. Yo
casado con la soledad y a quinientos metros de un placer
que se emociona al encontrar en mi cuerpo viejos guijarros.
Vos con dos patrias en tu lecho, mil miradas en tus senos
y dos secretos que algún desconocido escuchará. Yo
con un error ya casi perfecto y una mirada en tus pechos
que no mira nada pero, a ellos, no los deja de mirar.
Vos con la suerte en tu equipo y, ya muerto don Edipo,
un futuro que, cual un desierto, no presenta fronteras. Yo
intentado resucitar mi complejito, el fracaso de mi victoria
ya escrito y un calendario agujereado por la primavera.
Vos con un cuerpo todo terreno, un deseo sin freno y
un colchón donde todo se cumple menos las promesas. Yo
con mi título de borrego necio, mi carnet de no sé, no sé y
un buzón desértico en frente de la carta de mama sobre la mesa.
Vos con dos ojos que nunca se chocan, una llamada al orden
que descoloca y dos orejas que contienen la lluvia de las cosquillas. Yo
con dos labios fijos pero equivocados, un otro yo idiota y diez
dedos tarados que extrañan el agua de tus hebillas.
Vos con tanto tiempo que nunca pasa, tanta actitud que no
se embaraza y un ombligo por copar. Yo con un cerebro
que no me habla, una honestidad que me estafa y una
llama que nunca se apaga pero arde antes de quemar.
Vos con tu persona que me subleva, mares de sangre
en las venas y un verano que no conoce otro calor que el caliente. Yo
con una paz que me cercena, una noche que escatima cenas y
un cuchillo clavado en la carne de los dientes.
Vos con una eterna canción a tu disposición, un corazón
que late gemidos de amor y un pibe que, sin perjuicio de todo lo anterior,
quema las naves del deseo escribiéndote a vos.

Mayo, 2005.

1 comentario:

celeste dieguez dijo...

no maurito no vasta no basta nada es bastante !
tomar mate con un fantasma de domingo, tiene la belleza perfecta de la crueldad mas refinada, me lo robo para mi blog me parece.besos