Caminaba por Avenida Córdoba y Uriburu
cuando me crucé con un pueblo originario y un cristiano anarquista
quienes me recordaron la revolución del ‘18
y la regeneración moral del ’30.
Yo les dije: A tomar por culo manga de mamones
y ellos me respondieron sobre la necesidad del gobierno tripartito
y el tamiz –o matiz- sanmartiniano del ejército en acción.
Yo ingenuo e inocente les pregunté si estaban locos
y uno de ellos me contestó sobre el potencial revolucionario de la locura
mientras el otro me decía: Vos sos un boludo.
Le pregunté en qué sentido decía lo que decía
él se privó de citar al adolescente y al loco
pero el otro me miraba con cara de: Loco, qué pedazo de centrista.
Seguí mi camino de vuelta del centro
cuando me acordé del nazi y el camino como destino
y suspiré nostálgicamente
con la suficiencia de lo superado.
Lo que no pude superar fue la necesaria molestia corporal
ante el quiosquero de la esquina al que le compro películas y música
cuando dice mayores obviedades como si fueran celestinas revelaciones
mientras autistas a su alrededor pululan como ramificaciones de un árbol.
Antes de cruzar la calle
mientras saludaba con la mano derecha a los que ya se habían despedido de un tercero
me di cuenta que el par al mismo tiempo
me había salvado la vida y robado una causal cita a ciegas de medianoche.
Con lo bien que a mí se me da la miopía pensé
pero en ese instante confesé que no es tanto lo que me gusta preguntar
entonces volví a la búsqueda de respuestas
en libros que se citan muy bien diez felicitado.
En los tachos de basura abrevaban habas de las que se cuecen en todas partes
yo que siempre tomo la parte por el todo o busco la parte del todo que hay en la parte
y entonces tomé partido y me partí por un partida en la que perdí
y eso que antibatailleanamente en esa oportunidad jugué a ganar.
Los que sí habían perdido la vergüenza eran el quiosquero el autista y el tercero
el primero porque pensaba que lo que decía sí era interesante
el segundo porque sin interesarse en lo anterior se refugiaba en un mundo de silencios
y el tercero porque no me acuerdo y es falso eso de que la tercera vez sea la vencida.
Venceremos puñeaban los puñetas de mis compañeros de organización
en una reunión clandestina con Juanes Pablos descamisados de saco y corbata
en donde planeábamos el ajusticiamiento de Julio Cesar y su posterior publicación
habrase visto andar votando en contra de pequeños chacareros y grandes maoístas.
Cuando dije mao un grupo de homosexuales se puso a bailar
al recuerdo del afamado boliche que tóxicamente se fue al cielo en Bariloche
y justo cuando me iba Néstor me obligó a mostrarle lo que escribía
el efecto grabador está seriamente prohibido en ámbitos militantes.
Me dijo que era muy corto como la tuya agregó
y que debía ser más largo como la mía acotó
porque todos los poemas deberían ser largos se largó a reír
mientras yo lo miraba con una mezcla de faso y relajo.
Él me dijo tío coño joder soy yo ¿quién va a ser?
y caí en la cuenta que ese día no había cogido
tanto escuchar a quiosqueros o autistas pelotudos tanta militancia
a tomar por culo la milis yo OAD pero el servicio militar no lo hago ni puto.
Puto el que lee. Puta la que escribe. Puta que lo parió. Éramos pocos y.
23/08/08, Bs. As.
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