jueves, 2 de abril de 2009

A Maia.


quiero que tu boca sea
la custodia de mi sexo y
que el tuyo se mezcle con
la guerrilla de mi piel
quiero que tus pechos sean
dos contratos contratados tuyo
mío y los dos contra-atados a
la dictadura del placer
quiero que tus manos se declaren
eruditas en la materia de no
dejar recóndito rincón de mi
cuerpo por conocer
quiero que mis ropas caigan
al compás de la huida de tu
histeria y que los insight de los faroles dejen
de alumbrar para podernos ver
haciendo todo lo que los dueños de
las veredas no dejan hacer todo lo que el
oficial reprime con el largo brazo de
su cachiporra lo que un señor señor no
haría porque eso no hacen los hombres de
bien lo que las buenas costumbres no
contarían de un mujer al
hablar de su historia.

Junio, Bs. As., 2005.

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